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12-12-2013 |
Los Chicago Boys y los DDHH
Crysol-Opinando
El diario Clarín de Argentina ha puesto el grito en el cielo pues el Parlamento de dicho país ha sancionado, hace algunos días, una ley por la cual se concede una pensión graciable de carácter mensual, vitalicia, con aguinaldo, transferible a los familiares directos, para todos los expresos políticos, sin exclusiones y sin tener que renunciar a otros legítimos derechos ciudadanos tales como jubilaciones y pensiones. Abarca incluso a los niños nacidos en cautiverio y a quienes han sido indemnizados previamente por leyes anteriores.
Uno de los argumentos utilizados por el mencionado medio de prensa para criticar la ley ha sido el impacto que tendrá en el presupuesto el financiamiento de la reparación a los sobrevivientes de la dictadura militar.
Al promover y sancionar la ley “Ricardo Scalet” (en homenaje al fallecido presidente de la asociación de expresos políticos) el gobierno, en un verdadero acto de coraje y justicia, no ha hecho más que cumplir con una de sus obligaciones para con las víctimas del terrorismo de Estado en el país vecino, continuando y profundizando un proceso iniciado ya hace muchos años como resultado de una resolución de la Corte Interamericana de DDHH (CIDH).
La reparación a los expresos políticos, sin dudas, tendrá efectos en el presupuesto del Estado, del mismo modo que lo tiene el pago de los intereses de la deuda externa que se generó durante aquel período siniestro. En ningún momento Clarín ha llamado a suspender el pago de la deuda, ni sus monstruosos intereses, ni se ha escandalizado por el hecho de que el Estado, desde el retorno a la democracia, hace 30 años, haya cumplido con sus compromisos al respecto en la medida de sus posibilidades.
Desde hace años en la mayoría de las Universidades a nivel mundial ha comenzado a introducirse la enseñanza de la normativa de los DDHH. En las carreras dedicadas a la economía y a las finanzas, siguen olímpicamente ignorando estas normas y los costos que ellas generan cuando se violentan. Para los “Chicago Boys” importan y se computan, religiosamente, los compromisos con los poderosos, con los grandes financistas, transnacionales y banqueros internacionales. Esos compromisos son sagrados e ineludibles de honrar. Cuando se trata de cumplir con las obligaciones vinculadas al sufrimiento, al dolor de los luchadores sociales, políticos, gremiales, estudiantiles y de simples ciudadanos se habla de despilfarro y amiguismo.
Las violaciones a los derechos humanos son tragedias para todos los países, especialmente cuando ellas son masivas y sistemáticas como las que padeció la región en la década de los 70 y comienzos de los 80. Generan dolor y sufrimiento a quienes las padecen en carne propia, a sus familiares y vínculos cercanos. Son también una afrenta para el conjunto de la sociedad pues el Estado, más tarde o más temprano, tendrá que reparar y resarcir, incluso a nivel económico, a las víctimas y sus allegados.
En base a la lucha y a la movilización sin descanso llevada a cabo por los familiares y las víctimas directas del terrorismo de Estado, Argentina se ha caracterizado, muy especialmente desde la Presidencia del fallecido Dr. Néstor Kirchner, por desplegar una enérgica, comprometida y militante política de DDHH con respecto a la dictadura militar y su legado.
El Estado, incluso las propias FFAA, ha asumido públicamente su responsabilidad por lo sucedido y ha pedido disculpas a las víctimas y a la sociedad por los crímenes cometidos. Se han anulado las leyes de impunidad, el Estado ha sido promotor y querellante en las investigaciones y juicio a los genocidas y represores, se declaró el 24 de marzo Día Nacional de la Memoria por Verdad y Justicia, la ex Esma es un monumento vivo a las víctimas, se han recuperado más de 500 niños, hay más de 1.000 torturadores y asesinos condenados en cárceles comunes y se han aprobado importantes leyes reparatorias para asegurar una vejez digna a las víctimas, sin exclusiones y sin condicionamientos arbitrarios, violatorios de disposiciones constitucionales.
Los defensores de la impunidad en nuestro país quieren que éste sea un modelo a confrontar. En materia de DDHH hacia el terrorismo de Estado, Argentina es un modelo a imitar. Para que haya Justicia, Verdad y un auténtico, sólido y sustentable Nunca Más.
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